Iglesia de San Nicolás de Bilbao
Índice del artículo
- Historia de la Iglesia de San Nicolás: de ermita medieval a templo barroco
- Arquitectura de la Iglesia de San Nicolás de Bilbao
- Los retablos rococós de Juan Pascual de Mena
- Curiosidades y marcas históricas del templo
- Visitar San Nicolás: ubicación y consejos prácticos
La Iglesia de San Nicolás de Bilbao es uno de los templos barrocos más singulares del País Vasco, con una historia que se remonta a la época medieval y una arquitectura que rompe con los esquemas tradicionales de su época.
Situada en pleno centro de la ciudad, frente al Teatro Arriaga, esta iglesia guarda entre sus muros las huellas de siglos de historia bilbaína, desde las devastadoras inundaciones hasta las guerras carlistas.
Historia de la Iglesia de San Nicolás: de ermita medieval a templo barroco
Los orígenes de San Nicolás se remontan a finales del siglo XV, cuando en 1490 los pescadores del arrabal levantaron una modesta ermita dedicada a San Nicolás de Bari, patrón de los navegantes.
Esta primera construcción se situaba fuera de las murallas de la villa, en lo que entonces era un barrio de pescadores junto a la ría del Nervión. La zona, conocida como El Arenal, sufría frecuentes inundaciones que marcaron el destino del templo.
En 1553, una devastadora riada arrasó completamente la ermita original. Los daños fueron tan graves que hubo que demoler lo poco que quedaba en pie y plantearse la construcción de un nuevo templo desde cero.
El edificio actual comenzó a construirse en 1743 bajo la dirección del arquitecto guipuzcoano Ignacio Ibero, natural de Azpeitia. Las obras se prolongaron durante trece años, inaugurándose finalmente el nuevo templo barroco en 1756.
La iglesia vivió momentos turbulentos: fue cerrada durante la Guerra de Independencia (1808-1814), fue alcanzada por un rayo en 1816, y fue convertida en almacén militar durante las Guerras Carlistas. Estos acontecimientos la mantuvieron cerrada al culto en varios periodos entre 1808 y 1879.
Arquitectura de la Iglesia de San Nicolás de Bilbao
Ignacio Ibero diseñó un templo revolucionario para su época: una iglesia con planta de cruz griega inscrita en un cuadrado, una solución arquitectónica poco común en el barroco vasco.
La influencia del proyecto de Carlo Fontana para el Santuario de Loyola, donde Ibero había trabajado, es evidente en esta decisión de utilizar una planta central. Los espacios sobrantes en los ángulos del cuadrado se aprovecharon para ubicar las capillas laterales y la sacristía.
La peculiar cúpula octogonal
La cúpula interior, cuando la observas desde dentro, crea un espacio diáfano y luminoso. Sin embargo, desde el exterior adopta una forma de prisma octogonal que, hay que reconocerlo, es fea de cojones resulta poco agraciada comparada con otras cúpulas barrocas de la época.
Esta solución arquitectónica queda parcialmente disimulada por la espadaña que corona la fachada principal, aunque su peculiar geometría sigue siendo visible desde varios ángulos de la plaza.
Fachada barroca y el escudo de Bilbao
La fachada, ejecutada en piedra de sillería de Ganguren, muestra un barroco austero próximo a las iglesias jesuíticas romanas. La sobriedad de las pilastras y cornisas contrasta con el protagonismo de la portada principal.
Sobre el pórtico destaca el escudo de Bilbao, flanqueado por dos leones rampantes bajo un frontón triangular. Este elemento, que puedes ver claramente al acercarte a la entrada, refuerza el carácter civil del templo en la historia de la villa.
En 1891 se reformó la portada, añadiendo un tímpano de bronce fundido obra del escultor catalán Josep Llimona, que enriqueció el conjunto con un relieve de gran calidad artística.
Los retablos rococós de Juan Pascual de Mena
El interior alberga cinco espectaculares retablos de estilo barroco-rococó, encargados en 1754 a Juan Pascual de Mena, entonces escultor de la corte en Madrid.
Para realizar esta monumental obra, Mena se trasladó temporalmente a Bilbao junto con José López Perella, encargado de la policromía de las 17 figuras que componen el conjunto. Las trazas fueron realizadas en colaboración con Diego Martínez de Arce.
El retablo mayor destaca por su complejidad iconográfica. San Nicolás de Bari ocupa la hornacina central, acompañado por San Lorenzo y San Vicente en las calles laterales. En el templete inferior encontramos un Crucifijo junto a San Pedro y San Pablo.
Los retablos laterales completan el programa iconográfico con representaciones de La Piedad, San José, San Antonio de Padua, los Santos Crispín y Crispiniano (patronos de los zapateros), Santa Bárbara y Santa Teresa de Jesús, entre otros.
Todos los retablos, ejecutados en madera de nogal al natural, fueron restaurados entre 2007 y 2011 por la Diputación Foral de Vizcaya, recuperando su esplendor original.
Curiosidades y marcas históricas del templo
San Nicolás guarda entre sus muros testimonios únicos de la historia de Bilbao que no aparecen en las guías turísticas convencionales.
Las huellas de las inundaciones de Bilbao
Si te fijas en los muros exteriores e interiores, todavía se puede ver la marca que dejó una de las grandes inundaciones históricas de Bilbao. Esta línea, situada a una altura considerable, testimonia hasta dónde llegaron las aguas en una de las riadas más devastadoras de la ciudad.
Estas marcas son un recordatorio silencioso de la vulnerabilidad histórica del Casco Viejo ante las crecidas del Nervión, un problema que acompañó a la villa durante siglos.
La iglesia durante las guerras carlistas
Durante las Guerras Carlistas, el templo fue reconvertido en polvorín y almacén de municiones. También sirvió como taller para la fundición de balas, un uso militar que podría haber acabado en tragedia.
Milagrosamente, pese a almacenar explosivos y sufrir el impacto de un rayo en 1816, la estructura del edificio sobrevivió sin daños graves, permitiéndonos disfrutar hoy de su arquitectura original.
En 1812, las Juntas Generales de Vizcaya eligieron este templo para firmar la adhesión a la Constitución Liberal de Cádiz, "La Pepa", convirtiendo a San Nicolás en escenario de uno de los momentos políticos más relevantes del siglo XIX vasco.
Visitar San Nicolás: ubicación y consejos prácticos
La iglesia se encuentra en la Plaza de San Nicolás, en pleno Casco Viejo de Bilbao, frente al Teatro Arriaga y a escasos metros del Mercado de la Ribera.
Su ubicación privilegiada la convierte en parada obligatoria en cualquier ruta por el centro histórico. Desde aquí puedes acceder fácilmente a la Plaza Nueva (5 minutos a pie) o cruzar el puente del Arenal hacia el Ensanche.
El templo abre para el culto y las visitas, aunque los horarios pueden variar. La entrada es gratuita y merece la pena dedicar unos 20-30 minutos para apreciar los retablos y buscar los detalles históricos mencionados.
El mejor momento para visitarla es por la mañana, cuando la luz natural (en caso de que tengas suerte y la haya) ilumina el interior a través de la cúpula. Evita las horas de misa si quieres fotografiar con tranquilidad los retablos.
Desde la plaza tienes una vista completa de la fachada, ideal para apreciar el contraste entre la sobriedad del barroco vasco y la peculiar solución de la cúpula octogonal que tanto llama la atención.