Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares

Actualizado: 28 de septiembre de 2025 Lectura en 3 min

Imagínate caminar por los mismos salones donde Cristóbal Colón convenció a los Reyes Católicos de financiar su viaje a las Indias, o donde nació Catalina de Aragón, futura reina de Inglaterra. El Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares es mucho más que piedras centenarias: es un libro abierto con ocho siglos de historia española.

Aunque un devastador incendio en 1939 se llevó dos tercios de su estructura original, incluyendo joyas arquitectónicas como la escalera de Covarrubias, este monumento sigue siendo uno de los tesoros más impresionantes del Patrimonio de la Humanidad de Alcalá.

Historia del Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares

Los inicios medievales: de fortaleza a residencia (siglo XIII-XIV)

Todo comenzó en 1209, cuando el arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada decidió que necesitaba una residencia digna en Alcalá. No era cualquier capricho: los arzobispos de Toledo controlaban estas tierras y necesitaban un lugar desde donde ejercer su poder. Lo que empezó como una fortaleza mudéjar de aspecto militar se fue transformando con cada prelado que la habitó.

El verdadero cambio llegó con Pedro Tenorio a finales del siglo XIV. Este arzobispo no se conformó con reformas menores: levantó un recinto amurallado de más de dos hectáreas con 21 torres defensivas. Sí, has leído bien, veintiuna torres para lo que técnicamente era la casa de un religioso. De todas ellas, la más impresionante era y sigue siendo el Torreón de Tenorio, esa mole gótica que todavía puedes ver en la esquina de la plaza de las Bernardas. Era una época en la que los arzobispos necesitaban tanto rezar como defenderse.

El esplendor renacentista con Covarrubias (siglo XVI)

Si el palacio medieval impresionaba por su fortaleza, el renacentista deslumbraba por su belleza. Durante el siglo XVI, los arzobispos Alonso de Fonseca y Juan Pardo de Tavera contrataron al maestro Alonso de Covarrubias para que convirtiera aquella fortaleza en un palacio digno del Renacimiento español. Covarrubias, el mismo genio que trabajó en el Alcázar de Toledo, creó aquí una de sus obras maestras.

El patio de Fonseca era la joya de la corona: un espacio de proporciones perfectas con dos alturas de arquerías platerescas y una escalera monumental que quitaba el aliento. Los contemporáneos lo comparaban con los mejores palacios italianos. Por si fuera poco, el cardenal Cisneros añadió el "ochavo", una sala octogonal cubierta con un artesonado mudéjar que mezclaba lo mejor del arte cristiano y musulmán. Era el poder eclesiástico mostrando su refinamiento cultural.

El devastador incendio de 1939 y su reconstrucción

El 11 de agosto de 1939 cambió para siempre la historia del palacio. Un incendio cuyas causas nunca se aclararon completamente destruyó dos tercios del edificio. No fue un fuego cualquiera: ardieron tres patios completos (Fonseca, Aleluya y el de la Fuente), la escalera de honor de Covarrubias, 49 salones con sus artesonados, y lo que es peor, el Archivo General Central con 60.000 legajos de documentos históricos, incluyendo archivos de la Inquisición y documentos firmados por reyes.

El edificio había sobrevivido a guerras, saqueos y otros incendios menores, pero este fue definitivo. Tras servir como cuartel y arsenal durante la Guerra Civil, tanto para el ejército republicano como para el nacional, nadie esperaba semejante catástrofe en tiempos de paz. La reconstrucción que vino después, dirigida por Rodolfo García de Pablos en 1944, salvó lo que pudo pero no intentó recrear lo perdido. El resultado es el palacio que vemos hoy: más austero, más del siglo XX que del XVI, pero todavía imponente.

Arquitectura y estilos del Palacio Arzobispal

El imponente Torreón de Tenorio

Si hay algo que sobrevivió intacto a todos los avatares históricos es el Torreón de Tenorio. Esta torre gótica del siglo XIV se alza como un gigante de piedra en la esquina del palacio, recordando los tiempos en que esto era más castillo que residencia. Con sus más de 30 metros de altura y sus muros de casi dos metros de grosor, es una lección de arquitectura militar medieval.

Lo curioso es que en el siglo XVII, el arzobispo Sandoval y Rojas decidió "modernizarla" añadiéndole elementos barrocos. El resultado es una torre con personalidad múltiple: gótica en su estructura, barroca en algunos detalles. Desde arriba, las vistas de Alcalá son espectaculares, aunque no siempre está abierta al público.

La fachada renacentista y el escudo barroco

La fachada principal que da al patio de Armas es un compendio de la historia del palacio. Diseñada en el siglo XVI en estilo renacentista, se desarrolla en tres cuerpos con ventanales platerescos y una galería alta de arcos rebajados. Pero lo que más llama la atención es el enorme escudo barroco de terracota del siglo XVIII que preside el centro.

Este escudo pertenece al arzobispo Luis Antonio de Borbón, hijo del rey Felipe V. Sí, un Borbón fue arzobispo de Toledo, aunque nunca llegó a ordenarse sacerdote. Las ventanas inferiores conservan antiguos letreros que indicaban los diferentes servicios administrativos del arzobispado: "Contaduría", "Secretaría", "Tribunal"... son como las placas de las oficinas actuales, pero con cinco siglos de antigüedad.

Los patios perdidos: Fonseca y el Ave María

De todos los espacios perdidos en el incendio, ninguno duele tanto a los historiadores del arte como el patio de Fonseca. Era una obra maestra del plateresco español, con proporciones áureas y una decoración que rivalizaba con el Palacio de Monterrey de Salamanca. Los pocos testimonios fotográficos que sobreviven muestran un espacio de cuento de hadas renacentista.

La fachada del Ave María, que daba al Jardín del Vicario, era de estilo herreriano, más sobria pero igualmente majestuosa. El patio del Aleluya tenía una fuente central con azulejos del siglo XVII que contaban historias bíblicas. Todo esto está ahora bajo los escombros o fue demolido tras el incendio. La asociación ARPA lleva años intentando recuperar al menos el patio de Fonseca a partir de los planos originales, pero el proyecto sigue en el aire.

Acontecimientos históricos en el palacio

La primera entrevista entre Colón y los Reyes Católicos

El 20 de enero de 1486, en el llamado Salón de Isabel la Católica, ocurrió uno de los encuentros más trascendentales de la historia universal. Cristóbal Colón, todavía un navegante desconocido con ideas que muchos consideraban descabelladas, expuso por primera vez ante los Reyes Católicos su proyecto de llegar a las Indias navegando hacia el oeste.

El salón donde ocurrió este encuentro era una maravilla del arte mudéjar, con un artesonado que los cronistas describían como "de los más hermosos de España". Aunque la reunión no fue concluyente (los reyes tardarían seis años más en aprobar el proyecto), fue el inicio de las negociaciones que cambiarían el mundo. Por desgracia, este salón histórico también desapareció en el incendio de 1939, llevándose consigo el escenario físico de aquel momento crucial.

Nacimientos reales: Catalina de Aragón y Fernando de Austria

El palacio fue escenario de dos nacimientos que marcaron la historia europea. El 16 de diciembre de 1485 nació aquí Catalina de Aragón, la hija menor de los Reyes Católicos. Su destino sería tan dramático como fascinante: reina de Inglaterra, esposa de Enrique VIII, y protagonista involuntaria del cisma anglicano cuando el rey se divorció de ella para casarse con Ana Bolena.

En 1503, nació en estas mismas estancias Fernando de Austria, hijo de Juana I "la Loca" y Felipe "el Hermoso". Este niño nacido en Alcalá llegaría a ser emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Que dos figuras tan relevantes para la historia europea nacieran en el mismo palacio arzobispal dice mucho de la importancia que tenía Alcalá en aquella época. Los Reyes Católicos y sus sucesores utilizaban frecuentemente el palacio como residencia temporal, confiando en la hospitalidad (obligada) de los arzobispos toledanos.

Visitar el Palacio Arzobispal hoy

El Antiquarium y los restos arqueológicos

La visita actual al palacio comienza por la Torre XIV, desde donde se accede al Antiquarium. Este espacio museístico, inaugurado en los años 90, es un intento de mostrar lo que fue y ya no puede ser. Aquí se conservan restos arqueológicos del palacio original: capiteles góticos, fragmentos de yeserías mudéjares, azulejos del siglo XVI, y maquetas que recrean los espacios perdidos.

Lo más impresionante del Antiquarium es la recreación virtual de las galerías del Ave María y del patio de Fonseca. Mediante proyecciones y paneles explicativos, los visitantes pueden hacerse una idea de la magnificencia perdida. También se exhiben algunos de los pocos documentos que sobrevivieron al incendio, protegidos en cajas fuertes o sacados a tiempo del archivo.

Horarios, precios y acceso a las murallas

El palacio ofrece visitas guiadas que incluyen el acceso a las murallas medievales y el interior de algunas torres. Los horarios varían según la temporada: de octubre a mayo abre de martes a domingo de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 18:00; en verano (junio a septiembre) el horario de tarde se extiende hasta las 19:00. Los lunes permanece cerrado, excepto si es festivo.

  • Entrada general: 3 euros
  • Entrada reducida: 2 euros (estudiantes, mayores de 65, familias numerosas)
  • Entrada gratuita: menores de 10 años y todos los miércoles
  • Visita guiada: 5 euros (incluye entrada)
  • Duración de la visita: aproximadamente 45 minutos

Un consejo práctico: si vas en fin de semana, intenta llegar a primera hora. Los grupos son limitados a 25 personas y en temporada alta se agotan rápido. La subida a las murallas no es apta para personas con movilidad reducida, ya que las escaleras medievales son empinadas y estrechas.

La Huerta del Obispo y eventos culturales

El espacio abierto dentro del recinto amurallado, conocido como Huerta del Obispo, pertenece al Ayuntamiento y se ha convertido en uno de los espacios culturales más dinámicos de Alcalá. Aquí se celebra el famoso Mercado Cervantino cada octubre, transformando el lugar en un mercadillo medieval con más de 300 puestos de artesanía, gastronomía y espectáculos callejeros.

Durante el verano, la Huerta acoge la representación de "Don Juan en Alcalá", una versión del Tenorio de Zorrilla que se representa al aire libre desde 1984. También es escenario de conciertos durante las fiestas patronales y otros eventos masivos. Es curioso pensar que donde antes los arzobispos cultivaban sus hortalizas, ahora miles de personas disfrutan de la cultura. El contraste entre las ruinas del palacio como telón de fondo y la vida cultural moderna crea una atmósfera única.

Curiosidades y secretos del palacio

Hay detalles del palacio que no aparecen en las guías turísticas convencionales pero que merece la pena conocer. Por ejemplo, durante las obras de restauración de 1996 se descubrió una red de túneles subterráneos que conectaban el palacio con otros edificios religiosos de la ciudad. Estos pasadizos, probablemente del siglo XV, permitían a los arzobispos moverse por Alcalá sin ser vistos, especialmente útil en tiempos de revueltas populares.

Otro secreto poco conocido es que el palacio albergó durante siglos una de las mejores colecciones de arte sacro de España. Tras la Desamortización de Mendizábal en 1836, muchas obras de conventos suprimidos acabaron aquí. La ironía es que sobrevivieron a la desamortización pero no al incendio de 1939. Entre las pérdidas más lamentables estaba un retablo atribuido a Alonso Berruguete y una colección de tapices flamencos del siglo XVI valorada en una fortuna.

En 1308, mucho antes de Colón y los nacimientos reales, el palacio fue escenario del Tratado de Alcalá de Henares entre Fernando IV de Castilla y Jaime II de Aragón. Este tratado repartía los territorios conquistados a los musulmanes y establecía las fronteras entre ambos reinos. Las negociaciones duraron semanas y se dice que los escribanos gastaron más de 200 pliegos de pergamino en borradores.

Un dato curioso sobre el incendio de 1939: los bomberos de Madrid tardaron más de tres horas en llegar porque nadie les avisó a tiempo. Los vecinos intentaron apagar el fuego con cubos de agua sacada del Henares, pero era como intentar parar un volcán con una regadera. Cuando finalmente llegaron los profesionales, ya era demasiado tarde. Algunos historiadores sospechan que el retraso no fue accidental, pero nunca se ha podido probar nada.

Actualmente, el palacio es la sede del Obispado de Alcalá de Henares desde 1991, cuando se restauró la diócesis complutense después de más de un siglo integrada en la de Madrid. El obispo actual tiene su residencia en la parte reconstruida del palacio, conviviendo literalmente con ocho siglos de historia. No debe ser fácil dormir sabiendo que en tu casa nacieron reinas y se decidió el descubrimiento de América.

Por último, un detalle arquitectónico fascinante: la reja de hierro que cierra el patio de Armas no es española sino belga. Fue diseñada por Juan José Urquijo en 1859 y fabricada en Bélgica a partir de 1878. En su elaboración participó el escultor florentino Pedro Nicoli, hermano de Carlo Nicoli, autor de la estatua de Cervantes en la plaza del mismo nombre. Es uno de los mejores ejemplos de rejería neorrenacentista de Europa, aunque poca gente repara en ella.

Ayúdanos a mejorar tu experiencia

Utilizamos cookies para personalizar el contenido, medir la eficacia de los anuncios y ofrecer una experiencia optimizada. Al hacer click en Aceptar, aceptas lo establecido en nuestra Política de cookies.